Entre las diversas propuestas planteadas para ordenar el vacío lineal que deja el soterramiento del ferrocarril, podemos observar que algunas obvian la estación de tren y la eliminan del proyecto y otras, por el contrario, lo incorporan en él.
En nuestra ciudad muchos espacios ya están llenos de construcciones y cuando se plantea una nueva intervención, entra en debate su conservación.
Tal vez la solución fácil sería la de tirarlas abajo, pero se trata en la mayoría de los casos de una solución menos interesante, menos sostenible y que da lugar a una alienación, especialmente cuando se sustituyen edificios queridos por el público.
El enfoque sostenible pasaría por dar continuidad a las situaciones encontradas, frente al olvido y la reinvención por cada nueva generación; valorar el material que nos encontramos porque proporciona una narrativa de diseño y respetar el punto de vista cultural que supone para la generación vieja un edificio enraizado profundamente en la identidad del vecindario, que puede ser asociado con sentimientos de pérdida y con recuerdos de una época pasada (sobre todo en el caso de una estación de ferrocarril).
No obstante, tampoco se trata de conservar edificaciones degradadas, que no respondan a ningún uso y que no resuelvan las necesidades impuestas.
También hay que tener en cuenta que conservar una edificación no implica conservarla al 100% en todos los sentidos, no quiere decir que el edificio tenga que seguir cumpliendo el programa para el que un día fue diseñado; un cambio de uso acorde con las necesidades del lugar puede resultar interesante para su rehabilitación. Sin embargo, también hay quien opina que los edificios únicamente funcionan si se ajustan a la función para la que han sido proyectados y no tiene sentido asignarles otra.
Nos encontramos en el punto de ver que importancia tiene para los vecinos de Vitoria la vieja estación, un edificio de inspiración claramente funcional:
¿nos sentimos identificados con este edificio, es parte de la identidad de la ciudad? o, por el contrario, ¿sentimos que no aporta nada a la ciudad?